LOS
EFECTOS DE LA MAREA NEGRA PARA LAS MUJERES GALLEGAS
LAS
MUJERES DE NEGRO, VIUVAS DE VIVOS EN GALICIA
Por Elisa G. Sánchez-Albornoz
Consultora de género,
emigrante en Madrid.
La catástrofe del Prestige tiene rostro de mujer, pues como todas las catástrofes y desastres naturales afectan más a las mujeres debido a su doble rol, productivo y reproductivo.
Son mujeres las mariscadoras que se han quedado sin arenales donde encorvarse cada mañana para marisquear, para arañar la arena en busca del fruto, son mujeres también las que venden el producto en los mercados. Porque los hombres, en esa división sexual del trabajo que afecta también al mundo del mar, son pescadores de bajura o de altura, propietarios o no de pequeñas embarcaciones. A ellos les queda la opción, difícil por supuesto, de enrolarse en otros barcos, con otros patrones, de ir al Gran Sol o….de emigrar como tantos otros varones a Canarias, a trabajar en la construcción (marineros en tierra, gentes de mar atrapados en la isla). Porque Galicia sigue siendo todavía, cuando ya en el resto del estado español ha cambiado el sentido del flujo emigratorio y se ha convertido en tierra de acogida, la única autonomía que todavía emigra. Y mientras desde Madrid hablan del problema de la inmigración, nosotr@s aún tenemos puestos los ojos alén do mar o das montañas, pues son numerosas l@s galleg@s que todavía siguen emigrad@s, y siguen emigrando a Madrid, a Bilbao, a Barcelona…; fuga de capital humano, fuga de cerebros, fuga de mano de obra joven.
Pero las mujeres que viven del marisqueo, no pueden ir en busca de otros arenales y rocas en los que recoger las almejas, las navajas, los berberechos, las algas, las minchas, los erizos…no ellas no pueden vender su fuerza de trabajo en otro lugar, están sujetas a la costa. Ellas son las que trabajan en las feminizadas industrias conserveras, una de las grandes afectadas por la catástrofe, a ellas será a las primeras que echen a la calle. Pero tal vez puedan llamar a las puertas de los talleres cooperativos que cosen, planchan y rematan piezas de confección para la Gran Industria Textil Gallega, a precios de mercado de países en vías de desarrollo, y horarios interminables y salarios de 300 €, porque eso es lo que es Galicia, un país con un gran peso de las actividades extractivas e industrias de transformación, con mano de obra barata y sumisa. Pero tal vez todavía puedan, si esas industrias siguen ahí, porque incluso ellas amenazan con irse a los otros terceros mundos europeos que están ahí cerca al este.
Desde la psicología,
la teoría y práctica de la cooperación, se ha comprobado
una y otra vez, que después de toda catástrofe “natural”
y mientras perduran los efectos de esta, se disparan los índices
de violencia, y particularmente de la violencia de género hacia
las mujeres. Sobre ellas caerán los efectos postraumáticos
de la catástrofe, el efecto del paro, de las depresiones
psicológicas…Ellas
serán las que aguatarán a los hombres deprimidos de su entorno,
a los que se darán ala bebida, a los que canalizarán su ira
con las manos…ellas tendrán que sacar fuerzas de donde no
tengan para seguir adelante. ¿Qué precio le ponemos a este
efecto indirecto del vertido de crudo, quién lo asume?. Pero seguramente
eso no esté entre las previsiones del gobierno, pues con una reparación
económica se repara todo mal, incluso los impactos no previstos,
como el de la violencia. ¿Hay equipos de psicólog@s deplazad@s
a las zonas afectadas para atender a las víctimas de la catástrofe?
No, ese factor humano no se ha tenido en cuenta ante males mayores como
el desastre ecológico. Pero las mujeres y hombres de la zona
también forman parte
del ecosistema y sin ell@s no puede haber un desarrollo sostenible. Pero
claro, tener en cuenta este
factor, implicaría
aumentar los gastos y reconocer los otros impactos indirectos derivados
del derrame del petrolero, tal vez habría que exigir, ahora que
todavía tenemos fresco el 25 de noviembre, Día Internacional
Contra la Violencia de Género, un Plan Estratégico para la
prevención de la violencia de género en las zonas afectadas,
porque la violencia vendrá con cada ola y cada marea a azotarles
a la cara, psicológicamente, físicamente, en cada puerto
en cada aldea escogerá el viento que más tenga interiorizado
del discurso androcéntrico …
Numerosas unidades de convivencia
o familias se desmembrarán, se desestructurarán, se llenará
de nuevo Galicia, como ya dijo una de las primeras feministas y revolucionarias
gallegas Rosalía de Castro -y no reconocida su obra como tal, pues
se ha mostrado mayoritariamente su lado romántico, y no su obra
de denuncia social- se llenará decía de “viuvas de
vivos”. Se quedarán ellas al frente de la casa y de las personas
dependientes (hij@s, mayores, personas enfermas, encamadas…) porque ellos
emigraran, porque todavía después de años, no hemos
superado la sentencia de Castelao “En Galicia non se pide nada emígrase”,
porque la sumisión y la resignación forman parte de la estructura
sociocultural gallega y si no se identifica el problema y trabaja en su
disolución, como se trabaja en la disolución del sistema
patriarcal, nunca saldremos adelante
como pueblo.
Seguimos siendo una zona
objetivo nº1 dentro de la clasificación de la UE. Somos la
periferia física y económica de la UE y no damos alcanzado
el tren de alta velocidad europeo, e incluso cuando el propio tren llegue
lo hará ya lo sabemos, tarde y lentamente, porque somos un país
de montañas, nos tratan de engañar una y otra vez con la
trampa del determinismo
geográfico,
la geografía es nuestro destino, como lo fue en este suceso tan
desafortunado, los vientos y mareas da Costa da Morte, y lo seguirá
siendo cíclicamente, si no se prohíbe el tráfico de
este tipo de petroleros. Porque también la naturaleza es el
destino de las mujeres, seres inferiores sin derecho a la palabra, seres
predestinados por su naturaleza maternal a cuidar de los otros. ¿A
cuántas mujeres han entrevistado los medios de comunicación,
a cuántas le han preguntado como afectará a sus vidas diarias
los efectos de la crisis que se avecina?
Tampoco l@s periodistas le
ponen rostro a la crisis, son pocas las fotografías que recogen
a las mujeres que han participando
en las tareas de limpieza
de las costas, son pocos los testimonios de ellas recogidos. Y como mucho,
alegarán, es que no hay tantas mujeres allí, no son representativas,
es que no quieren hablar…¿donde están las mujeres gallegas?
Y si hoy no han bajado a la orilla no es porque ya no hay nada que marisquear,
es porque ya han comenzado la nueva administración de la económica
a la que tendrán que enfrentarse.
Ellas tendrán que
administrar el subsidio de miseria que recibirán durante 6 meses,
tendrán de nuevo que hacer números una y otra vez para poder
pagar los recibos de la luz, del agua, del teléfono (que no
parará de sonar porque se comunicará con los
emigrados, hasta que un
día como ocurrió con tantos otros perdidos en la diáspora
de la emigración, el teléfono deje de sonar).
Los bienes y servicios generados
en la esfera reproductiva, y por tanto no monetarizados, aunque en el mercado
laboral si tienen un valor mercantil, tendrán que aumentar
debido a la crisis -como ya han demostrado la economistas de género
una y otra vez-. Es decir aumentará el trabajo realizado por las
mujeres para lograr la subsistencia de la unidad de convivencia o familiar,
tendrán que generar bienes y servicios que antes podían comprar
porque disponían de ingresos propios por
su empleo o el de otra persona
con la cual conviven en el sector. Por ejemplo, tendrán que
cocinar más de lo que lo hacían antes de la crisis. Ahora
no podrán comprar el pollo ya asado, la ensaladilla congelada,
no vale llamar a una cadena de pizzas para solucionar una de la comidas
del día, ahora tendrán ellas que cocinar el pollo,
la pizza…. Tendrán que recorrer todas las tiendas y supermercados
de la zona en busca del mejor precio para cada producto, aunque eso suponga
la pérdida de una hora diaria en ir de aquí para allá,
se remendarán de nuevo los calcetines, se subirán en casa
los bajos de los pantalones, no se pondrá el lavaplatos ni se conectará
la calefacción (si los hubiese) sino que se calentarán bolsas
de agua caliente para tod@s por las noches, no se mandará
a los niños en el autobús escolar, sino que los llevarán
directamente ellas, a pie o en el coche, …
Todo ello aumentará las horas dedicadas por las mujeres al rol reproductivo, en detrimento del tiempo dedicado para ellas mismas, para buscarse otro trabajo, para poder asistir a un curso de formación ocupacional que no tendrá estos factores en cuenta y se realizará en el lugar y hora más convenientes para el dueño del centro del formación y para el profesorado. No sabrán lo que significan las palabras descanso ni ocio.
Tirarán como puedan de las míseras pensiones de l@s mayores (las más bajas del estado) que por ley de género, perdón de vida, les ha tocado atender y cuidar. Somos un país subsidiado, que malvive de las pensiones de las personas mayores, donde las mujeres no quieren tener hij@s, porque saben que no tendrán con qué alimentarlos, no tendrán empleo que ofrecerles, sólo un maleta, porque no ven futuro, porque ya no nacen, porque emigran en busca del futuro… porque ellas a duras penas salen adelante. Es el lento genocidio del pueblo gallego, de sus gentes, de su cultura, de su lengua, de su paisaje, de su litoral, de sus fondos marinos, de su ecosistema, de su riqueza y patrimonio natural.
En Galicia tenemos una de
las rentas per cápita más bajas de la UE y una de las tasas
de desempleo más altas. ¿Qué pasará en el plazo
de 20-30 años cuándo l@s pensionistas se vayan muriendo,
de qué viviremos? No hay recambio generacional, y no lo va a haber
durante décadas si la manera de hacer política no cambia
en este país. Tenemos la tasa de natalidad más baja del
mundo, estamos condenad@s
a nuestra propia extinción, como se está extinguiendo nuestra
lengua, las que más hablantes tiene y la que más hablantes
pierde, porque ya no la quieren hablar, porque reniegan de la mísera
identidad que les devuelve. Como ya lo señaló la ONU, en
el año internacional de las lenguas, o galego es una lengua en peligro
de extinción, como algunas de las especies de aves que habitan las
costas, ahora más amenazadas todavía. Pero si se muere
la lengua que le da nombre al ecosistema, se muere también el ecosistema
pues se perderán los matices y saberes que la singularidad de cada
vocablo lleva detrás en cada lengua, porque hay términos
que no tienen traducción, como las contradicciones entre la
morriña, el orgullo
y la rabia que me entran por ser gallega.
Y desempleo que obliga, que fuerza a la emigración, también tiene rostro como la marea negra, tiene rostro de mujer, pues la tasa de paro femenino en Galicia dobla a la masculina y eso que llevan años desarrollando programas de fomento del empleo. Pero estos siguen beneficiando más a los varones, y en vez de disminuir las desigualdades habidas entre mujeres y hombres, en materia de empleo, lo que han hecho a lo largo de todos estos años, ha sido aumentar la desigualdad; el dinero de los fondos europeos sigue beneficiando a LOS que ya estaban arriba en la pirámide social, porque no se ve el rostro femenino de la población desempleada.
A la reconversión
de la industria naval y de los astilleros, (eufemismo para referirse a
la muerte), a la cuota láctea o lo que es lo mismo el desmantelamiento
del campo gallego) después le siguió la crisis
de las vacas locas, los desacuerdos pesqueros, y ahora el Prestige… excusa
ideal para acabar con la Flota gallega que los gobiernos de la UE
quieren desmantelar, por antigua, pequeña y poco competitiva. Galicia
va la deriva como el Presige. Prepárense madrileñ@s, canari@s,
ingles@s etc. para recibir la oleada de inmigrantes que les llegarán,
eso si con su papeles en regla y permiso de residencia avalados y con el
visto bueno del gobierno. Y no se olviden que en el fango de los arenales
de las rías, en los puestos del mercado, en las conserveras
y en las casas de los pescadores, quedaron las mujeres atrapadas en su
rol de género.
Elisa G. Sánchez-Albornoz.
Consultora de género,
emigrante en Madrid.