20 mayo 2008
Tiempo en "Esta mañana" de La 1 - TVE que dirige Pepa Bueno para reflexionar sobre la sexualidad en las mujeres mayores y la menopausia. Además de diversos reportajes sobre el tema, estará como invitada a Anna Freixa, catedrática de Psicología Evolutiva de la Universidad de Córdoba.
Anna Freixas PSICOLOGA Y DOCTORA DE LA UNIVERSIDAD DE CORDOBA : "Asociar la menopausia a la decrepitud es expulsar a las mayores de la vida social"
No hace mucho volvió de Nicaragua, donde colabora desde hace siete años con la Universidad Centroamericana, contagiada de ilusiones y achaques tropicales. Pero ahí está Anna Freixas, toda nervio y sonrisas, derrochando energía entre las clases en la Facultad de Ciencias de la Educación y sus investigaciones. Fruto de la penúltima —ahora está ya enfrascada en un estudio sobre el internet y los mayores—, esta psicóloga catalana que se siente cordobesa de adopción acaba de presentar un exhaustivo y refrescante libro sobre la menopausia, publicado por Paidós, cuya lectura garantiza el optimismo a toda afectada por eso que un sesudo médico francés describió en 1816 como "el infierno de las mujeres". Y es que para Freixas, referente del feminismo intelectual en España, una mujer sin regla es una mujer sin reglas. Mucho más libre y, si sabe sacar provecho a la transición natural, apta para exprimir al máximo lo mejor de la vida. Así es que, señoras, relájense y gocen.
— Curioso libro éste: un cóctel de rigor científico, amenidad y hasta poesía.
— Yo llevo muchos años leyendo sobre personas mayores, desde la psicología, la sociología e incluso la economía, pero soy también una lectora impertinente , y cuando encuentro poesías y cosas referidas al tema las guardo. Un día llamé a Juana Castro y le dije "Oye, ¿no tienes algún cacho de poesía que pegara en el libro?". Me dijo "No sé, envíamelo". Le mandé el manuscrito y lo que hizo fue escribirme una poesía, un lujo total. Luego he recogido otras que me gustan.
—Precisamente con Juana Castro compartió usted el pasado viernes la presentación de su obra, cada una con nuevo libro bajo el brazo. ¿Por qué esa puesta de largo a dúo en materias tan diferentes como la divulgación científica y el verso?
— Es como si hubiese habido una trama que llevara a ese acto. Entre nosotras hay un vínculo muy potente de cariño. Hace años Juana me pidió que le presentara un libro en la Diputación; luego, ella me presentó a mí el último, Los cambios en la vida de las mujeres . Más tarde vino lo del poema, y al poco tiempo sale su antología, y hablando, hablando nos dijimos ¿Y si lo hacemos juntas? Yo es que soy muy de compartir cosas.
—Su trabajo sobre la menopausia llega envuelto en una portada no solo bonita, sino apetitosa: una cereza gigante, que es casi un corazón, encerrada en un cubito de hielo. ¿Hay que entender que habla de una época de la mujer en hibernación?
— Elegí la portada porque me pareció llamativa y fresca. Fresca es un adjetivo que me gusta aplicar a la vida de las mujeres mayores. Pero no se trata de hibernación, que implica retraimiento; es casi lo contrario, es roja y jugosa. Porque la menopausia es un tiempo de crecimiento, no de declive.
—Sí, su libro es una llamada al optimismo, a sacudirse los miedos que pululan en torno a la menopausia. Pero reconocerá que son temores comprensibles en una sociedad que prima la juventud y la belleza.
— Y la delgadez. Lo que me llevó a escribir el libro fue pensar que no todo podía ser negativo en este proceso. Porque la narración que me daban otras mujeres y yo misma sobre esta vivencia era positiva. El ciclo vital incluye diferentes etapas, como hacerse mayor, vieja y muy vieja. Y eso es una suerte, no una desgracia. Vivir es una carambola estupenda. Asociar la menopausia a la decrepitud es una manera de expulsar a las mujeres mayores de la vida social, de la visibilidad.
Como campo de investigación, esta mujer que me atiende en su despacho entre continuas visitas de alumnas y compañeras fue lanzando mensajes en la botella a conocidas y desconocidas a ver quiénes respondían a su llamada, siempre tan dada ella a crear redes de solidaridad femenina —y de solidaridad a secas—. Les envió un cuestionario abierto y obtuvo respuesta de 135 mujeres de distintas edades, condición y circunstancias. En ella contaban en primera persona qué pasa realmente en esa transición. "Uno de los principios básicos de la investigación feminista y sociológica en general es escuchar la voz de los que no tienen voz —dice—. Así que un día me dije ¿Por qué no? Y fue como una bola de nieve".
—¿Se vive lo mismo el climaterio a los 50 que a los 70 u 80?
— Yo estoy muy agradecida a las de 70 que me han contestado porque es que veías que estaban haciendo un gran esfuerzo por recordar algo que se les había olvidado. La menopausia es importante para quien la vive no tanto por las molestias (sofocos, insomnio, dolores óseos...) como por las amenazas que social y culturalmente se le han hecho y el temor a la exclusión o al estigma que se pueda derivar. Las mujeres que la recuerdan con tintes negativos es porque en esa época se enfrentaban a cuestiones como una separación, o que las criaturas se habían ido de casa, o problemas laborales.... Las más jóvenes sienten el miedo a ver de qué va; las que llevan entre 3 y 10 años en ella lo que se muestran es enfadadas con envejecer y asumir que son mayores, porque evidentemente el cuerpo nota los años, y las viejecitas están fantásticas. Han superado los miedos y lo que quieren es vivir, tienen una posición superatractiva en el mundo.
Entrevista publicada en El Diario de Córdoba 15/04/2007
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