’8 de marzo. Hoy es mi día. Hoy se alegra toda el alma mía’. Estoy ensayando para la manifestación de esta tarde. En mi caso en Madrid, desde la plaza de Jacinto Benavente hasta la glorieta de Atocha, pero sabiendo que habrá una en muchas ciudades de España y del mundo. Seremos muchas y cantaremos mucho. Como todos los años. Porque este es un día para celebrar los avances sociales y democráticos que han permitido que las mujeres tengamos si quiera la oportunidad de acceder a los derechos básicos de ciudadanía, aunque transitar por ellos tenga aún alguna carencia, y de continuar reivindicando una sociedad mejor para todos y todas.
¡Uy! Ya se me ha escapado una reiteración intolerable para la Real Academia de la Lengua. Quería decir para mujeres y hombres.
Así que este es mi día, que por supuesto pongo también a su disposición en la coincidencia conmemorativa, y por qué no, en la reivindicativa, aunque esta última está complicada y un tanto confusa.
Confusa porque, por ejemplo, parece ser que se va a reformar la Ley del aborto, eliminando la posibilidad de que las mujeres embarazadas puedan decidir autónomamente sobre su maternidad, para defender los derechos de las mujeres y protegernos de la ’violencia de género estructural’ que se ejerce socialmente contra el embarazo y la maternidad, una de las principales causas de la desigualdad. Esto es lo que se desprende de las declaraciones del Ministro de Justicia, Ruiz Gallardón, ayer en el Congreso. (Vaya, a los Ministros también se le escapan gazapos anti-RAE. Me quedo más tranquila)
Y es que claro, cuando una se queda embarazada si, por ejemplo, tiene un contrato temporal y la certeza de que este feliz acontecimiento no va a ser adecuadamente valorado por la empresa donde presta sus servicios, puede verse brutalmente obligada a renunciar a su legítimo derecho de ser madre para no ser despedida, perdón, quería decir para conseguir que le renueve su contrato, a ser posible de formación. Aunque yo sigo pensando que los motivos de las mujeres para abortar suelen ser de otro tipo, debe ser, según el Ministro, que la defensa de los derechos de las mujeres pasa por eliminar la posibilidad de que las mujeres puedan abortar por decisión propia durante las primeras semanas del embarazo. Entenderá, el Ministro, que la opinión de esta mujer no es de fiar teniendo semejante contrato y habrá que poner a alguien con cabeza para valorar sus motivos. Quienes nos empeñamos en confiar en la libre decisión de esta mujer, siempre según el Ministro, sólo estamos incidiendo en esa violencia estructural intolerable. ¿Cómo es que no nos damos cuenta?
El resto de la ecuación, es decir, del contenido de la violencia estructura ejercida contra el embarazo y la maternidad, para que se entienda, lo del empleo, la participación social, la doble jornada y eso, ya lo iremos arreglando, pero después. De momento y para salir de esta crisis, está claro que lo importante es que haya empleo para todos. Para todas, si es a tiempo parcial mejor, seremos pobres cuando seamos viejas, pero podremos conciliar, es decir, tendremos el tiempo necesario para atender las responsabilidades familiares que otros no pueden atender, porque están ocupados en salir de esta crisis. Lo de la igualdad en la normativa y en los convenios colectivos para evitar, entre otras cosas, que la maternidad, real o en potencia, nos perjudique en el empleo, ya lo haremos, cuando salgamos de la crisis. De momento nos descolgamos. Lo importante ahora es lo del déficit. Los recortes en sanidad, en educación, servicios sociales y dependencia, dejarán sin empleo a muchas mujeres, pero está todo pensado; podrán hacer ejercicio de la maternidad, el derecho reproductivo por excelencia de la Mujer-Mujer, según el Gobierno y el Arzobispo de Granada. (¿Será por esto que en Talavera de la Reina se conmemora el 8 de Marzo con una misa?) Y para las que ya no estemos en edad, pues eso, que nos ocupemos del resto, que el Estado no puede hacerse cargo de todo y está ocupado pensando en cómo defender los derechos de las mujeres embarazadas de ellas mismas.
Dicen que para este Gobierno la igualdad entre mujeres y hombres es una de sus prioridades. Cuanto más intento buscar los fundamentos de esta afirmación más confusa me siento. Cada vez que lo escucho pienso en una sola cosa. ¡Qué ganas tengo de ir a la Mani del 8 de Marzo! Ya saben. Ensayen. ’Manolo, manolito, la cena tu solito’. Allí nos vemos.
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