Nalu Faria
Del 2 al 9 de julio se llevo a cabo en Lima, Perú, el VI Encuentro Internacional de la Marcha Mundial de las Mujeres. Estuvieron presentes 31 países de los 67 que tienen coordinaciones nacionales. Al todo eran más de cien mujeres, entre delegadas y observadoras. Fue la primera vez que el Encuentro ocurrió en Latinoamérica, lo que posibilitó una presencia mayor del continente.
El Encuentro reflexionó los impactos de la acción mundial organizada el 2005 con la marcha de relevo, cuando la Carta Mundial de las Mujeres para la Humanidad recorrió 53 países y territorios. Durante ese trayecto fue construida una gran manta de retallos, en la cual cada país expresó su visión de la Carta en un pedazo de retallo.
La acción de 2005 fue muy importante para reforzar la identidad de la Marcha como un movimiento mundial y demostró su grande capacidad de convocatoria y movilización. Ya se definía como un movimiento irreversible, y después de 2005 reafirma su fuerza y organización.
Con la sala repleta de expresiones de esa diversidad, teniendo atrás de la mesa la grande manta de la solidaridad, en esos 7 días se buscó dar continuidad al método de la Marcha de tomar decisiones teniendo en cuenta un proceso de construcción, que sea capaz de incorporar las diferentes percepciones y experiencias, sin perder el sentido común de un movimiento internacional.
El Encuentro reafirmó que la Marcha Mundial de las Mujeres lucha contra la pobreza y la violencia contra las mujeres. Tiene como principal objetivo organizar un grande movimiento de solidaridad entre las mujeres que quiere construir un mundo libre de todas las formas de opresión y discriminación y, por lo tanto, de crítica al actual modelo capitalista, patriarcal, racista y homofóbico.
Los temas del Encuentro fueron organizados alrededor de cuatro enfoques de acción que fueron evidenciados a lo largo del trayecto de la Carta. Las luchas contra la pobreza y violencia desarrolladas por la Marcha se dan alrededor de temas comunes como la lucha contra la guerra y la militarización, contra el tráfico y la prostitución, por trabajo y soberanía alimentaria.
Para cada un de esos cuatro enfoque se buscó definir objetivos comunes y acciones en nivel internacional.
Varios países donde la Marcha está organizada viven o vivieron situaciones de guerra y allí se desarrollaron varias experiencias de reconstrucción de los lazos y relaciones cortadas por el conflicto como, por ejemplo, en la región de los Grandes Lagos Africanos. Mas también es muy presente el dolor y las heridas dejadas por la guerra y frente a eso la Marcha tiene una posición de lucha contra el imperialismo que fomenta la guerra entre los pueblos. También se decidió retomar una campaña de denuncia del estupro como arma de guerra.
Abordar la violencia como una forma de control de las mujeres fue el segundo enfoque de acción. Para eso se tendrá la denuncia de la sociedad de mercado y de la mercantilización del cuerpo y de la vida de las mujeres como eje estructurante de ese enfoque, bien como el análisis de las instituciones y mecanismos de mantenimiento de la violencia contra las mujeres.
El trabajo fue enfocado considerando los ámbitos productivo y reproductivo y la intensificación de la división sexual asociada a la división internacional del trabajo como determinante para el mantenimiento de los actuales niveles de explotación del modelo capitalista neoliberal.
Se reafirmó que en la lucha contra el libre comercio y las transnacionales es fundamental plantear el tema del trabajo en el centro de nuestra agenda. Para ello, la defensa del derecho al empleo digno por un lado y del acceso a la autonomía económica y de medios para producción por otro considerando la realidad del campo y de la economía solidaria.
El cuarto enfoque de acción fueron los bienes comunes y biodiversidad, en el cual fue debatida la cuestión de la soberanía alimentaria, que es trabajada desde la lucha por la reforma agraria y el derecho al territorio, teniendo como determinantes el derecho a la tierra, el agua y las semillas.
La Marcha hace parte de la organización del Foro de Soberanía Alimentaria que está siendo impulsado por la Vía Campesina y que será realizado en marzo de 2007.
Se propone realizar la tercera grande acción mundial en 2010. Además de ser una movilización que involucre el conjunto de los países, se propone a definir una agenda bien concreta de reivindicaciones. La idea es tener como perspectiva exigir cambios políticos que puedan alterar la vida de las mujeres.
Para ese Encuentro estaba prevista la decisión de transferencia del Secretariado Internacional para un país del Sur. La decisión fue que el Brasil asuma la próxima gestión del Secretariado. Eso ocurrirá después de un período de transición y será concluido a partir de noviembre de 2006.
La marca del VI Encuentro Internacional de la Marcha Mundial de las Mujeres fue de reafirmación de su trayectoria hasta el momento. Eso incluye la reafirmación de las alianzas con otros movimientos sociales, en particular del proceso Foro Social Mundial y la participación en la Asamblea de los Movimientos Sociales.
El Encuentro reafirmó la consigna de que estamos en lucha para cambiar el mundo para cambiar la vida de las mujeres.
Fuente: Boletín de la REMTE, julio de 2006
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