Por Arcadia Martín Pérez, Cristina Miranda Santana, Fátima Sosa Moreno. Departamento de Educación Universidad de las Palmas de Gran Canaria
1. Justificación
La sociedad en que vivimos es una sociedad caracterizada por el desarrollo de la información y la comunicación a través de las nuevas tecnologías. Estas nuevas herramientas son algo más que meros recursos instrumentales ya que están provocando cambios significativos en las formas a través de las cuales las personas acceden a la información, se comunican, aprenden, en las formas de trabajo, etc.
De entre estas nuevas herramientas, Ricardo Fernández (2005:100) destaca a Internet y la califica como el fenómeno tecnológico de mayor envergadura, de ahí que su conocimiento y utilización se esté convirtiendo en un imperativo si se quiere sintonizar con los cambios que se están operando en la sociedad en general y en el individuo de forma particular. Numerosas webs, foros, etc. contribuyen en estos momentos a la distribución masiva de la información convirtiéndose en un potente medio de comunicación. Por supuesto, nada tendríamos que objetar a estas nuevas formas de desarrollo sociocultural si no fuera porque el acceso y el control de los recursos y el reparto de los beneficios y oportunidades no se realizan de manera equitativa.
La realidad es que no tenemos la misma posibilidad de acceder y utilizar los recursos, entendidos éstos como los bienes y servicios - económicos o productivos (tierra, equipo, herramientas, trabajo); políticos (capacidad de liderazgo, información y organización); financieros (dinero, capital, crédito) y de tiempo- y, por lo tanto, tampoco tendremos el control referido al dominio, la propiedad y el poder de decisión. En ciertas circunstancias, sin embargo, se tiene el acceso y la posibilidad de utilizar un recurso, por ejemplo, hardwards informáticos, pero se carece del control o se tiene de forma limitada, por ejemplo, cuando no se puede decidir sobre su diseño o sus formas de comercialización.
Por otra parte, los beneficios son las retribuciones económicas, sociales, políticas y psicológicas que se derivan de la utilización de los recursos. Así, los beneficios incluyen la satisfacción de diferentes necesidades: alimentación, vivienda, educación, capacitación, poder político, estatus, etc. En este contexto, la posibilidad de acceso a estos beneficios está relacionada con las oportunidades para el desarrollo de capacidades, ya sean intelectuales, físicas o emocionales, con el propósito de alcanzar las metas que se establecen en la vida.
Tanto lo referido al desigual acceso y control de los recursos como al desigual reparto de los beneficios y oportunidades es un fenómeno que se presenta de manera relevante en aquellos colectivos que quedan subrepresentados en la cultura dominante. Hablamos de las mujeres, los inmigrantes, los colectivos de baja renta económica, los gays y lesbianas, las minorías étnicas...
Nuestro interés se centra en la cuestión de género y, desde esta posición, las acciones positivas y el empoderamiento del colectivo son aspectos que contribuyen a avanzar en el desarrollo de oportunidades. Las primeras son estrategias destinadas a propiciar la igualdad de oportunidades por medio de medidas que permiten contrarrestar o corregir las discriminaciones que son el resultado de prácticas o sistemas sociales. En líneas generales, su finalidad es poner en marcha programas para proporcionar a las mujeres ventajas concretas. Respecto al empoderamiento, decir que más que de una acción concreta hablamos de un proceso que se genera en el interior de las personas, por el cual se adquiere conciencia de la capacidad, habilidad y facultad para ejercer el poder. Es el ejercicio del poder previamente adquirido y la toma de conciencia de ello. Implica aspectos como la concienciación, el desarrollo de la confianza en sí mismas(os), la ampliación de las oportunidades, y un mayor acceso a los recursos y su control.
Desde esta perspectiva, se distinguen tres niveles de empoderamiento o competencia:
a) Personal: referido al desarrollo de capacidades individuales.
b) Colectivo: se refiere al trabajo conjunto de individuos para trascender con el grupo.
c) De las relaciones personales: se refiere al desarrollo de habilidades para negociar e influir en la naturaleza de las relaciones y la toma de decisiones al interior de las mismas.
Este trabajo lo hemos planteado como una oportunidad para contribuir al empoderamiento colectivo, y lo hacemos deteniéndonos a analizar la utilización que de Internet hacen los diferentes partidos políticos en su labor por contribuir a la consecución del equilibrio entre mujeres y hombres. Este es un asunto que hoy en día no puede faltar en el programa político de un partido que se precie. No estaría bien marginar este tema; tampoco otros como la preocupación medioambiental o la cooperación internacional. Aquí está la certeza que ha despertado nuestro interés: todo, o casi todo, les interesa a todos. Los discursos políticos de los diferentes partidos se nos ofrecen enmarañados y confusos: los principios que tradicionalmente se reservaban para unos y otros, según que anduvieran por la izquierda o por la derecha, se han institucionalizado y se nos hace bastante difícil diferenciar el grano de cada cual de la paja que le prestan otros.
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