Autora: Gemma Lienas
Quiero ser puta
Gemma Lienas
Editorial:Ediciones Península
ISBN: 84-8307-709-2
Col·lecció: Atalaya, 243
Pàgines: 144
PVP: 14 €
El título de este libro quiere ser una provocación para aquellas personas que están a favor de legalizar la prostitución como un empleo. Quiero ser puta explica que dignificar la «profesión» más vieja del mundo dignifica a los proxenetas y a los compradores de sexo, pero no a las prostitutas.
La autora argumenta por qué la compra de sexo es una actividad incompatible con los Derechos Humanos y terriblemente injusta para las personas más desfavorecidas. Aporta datos, explica las diferentes maneras de abordar el problema en el mundo y qué resultados han dado y trata de buscar soluciones alternativas.
Incisiva y mordaz, persuasiva como nadie en el combate dialéctico, única para combinar argumentos y ejemplos, historias reales e imaginadas, insuperable para convencer sin aburrir, Gemma Lienas, que ya nos sorprendió con sus opiniones sobre el mundo en Rebeldes, ni putas ni sumisas, nos vuelve a asombrar con un enfoque lúcido y lúdico de un tema de rabiosísima actualidad, que está en la calle.
Comentario del Libro: Sonia Ruiz. Penelopes
En la Gran trobada de Dones la escritora Gemma Lienas - junto a la periodista Maricel Chavarría - presenta su último libro ‘Quiero ser puta’, que trata sobre el por qué no debe regularse la prostitución, mostrando su abolición como la única vía posible para terminar con esta violencia de género transhistórica. ¿Nos imaginamos las carreteras llenas de hombres en venta ? La prostitución : una historia de opresión patriarcal.
El título del libro me hace rememorar a Denise Fuchs, la Presidenta del Lobby Europea de Mujeres a inicios de este siglo, luchadora infatigable por la abolición de la prostitución. Denise, maestra de profesión, solicitaba a todos aquellos gobiernos que buscaban regularizar la prostitución, la inclusión de una formación específica ‘en puta’ en los currículums escolares. A ver si la incoherencia por fin hace vislumbrar la violencia.
Pienso en Denise, y en los argumentos que a lo largo de los siglos las personas que se muestran en contra la explotación sexual de las mujeres por los hombres - que decía la Kolontai - han ido hilvanando. Y es que el libro de Gemma Lienas, parece ser una estupenda recopilación y sistematización de estos discursos.
Un día, hace ya unos años, viendo un debate sobre prostitución en la televisión, mi hermano Kónrad saltó del sofá al ver al antiguo presidente de ANELA - la patronal de los clubs de alterne-. “Este hombre es el presidente de España 2000, un partido fascista” - comentó con la exaltación de red skin . La plaza Urquinaona de Barcelona, un día despertó cubierta de pasquines que señalaban a la extrema derecha española, ANELA entre ellas. Es relevante que Gemma Lienas lo denuncie en su libro.
En la introducción, Chavarría cuenta que la primera injusticia que sufre una persona prostituida es la discriminación social, por tanto, no es extraño que una sociedad avanzada se sensibilice ante esto y exprese que las prostitutas no son personas estigmatizadas. Es la sociedad, el patriarcado lo que las subordina.
¿Es la prostitución incuestionable o no revisable ? ¿Es ético comprar cuerpos para el placer sexual de otros ? Las feministas por la regulación piensan que a través de la ley se puede quitar un estigma o que la prostitución es trabajo sexual. El argumento de dotar a las mujeres prostituidas de derechos para ejercerla sobre todo beneficia a los empresarios.
Existe sin duda un negocio, una guerra mercantilista donde el cuerpo de las mujeres es aquello que está en venta. A las mujeres que defienden la abolición se las denuncia como puritanas y moralistas. Y Chavarría opina que no se puede confundir capitalismo con los derechos humanos. Dejar las cosas como están con reglas de mercado no es una postura revolucionaria.
Quiero ser puta termina con propuestas, especialmente dirigidas a los clientes - eternos olvidados en la problemática -, los puteros, los prostituidores. No debemos confundir sexualidad con violencia, y se necesita una educación sexual no basada en el poder de los hombres sobre las mujeres.
Gemma Lienas dice que no ha hecho trabajo social porque no es antropóloga, pero el factor positivo que tiene su libro es el trabajo desde los conceptos y las ideas, entre ellas :
La prostitución es una cuestión de género. La mayoría de usuarios son hombres. Es una cuestión de clase : la mayoría de las mujeres que la ejercen se encuentran en estado de exclusión social. Las razones económicas son la grandes fuerzas que mueven el negocio de la prostitución (y de la guerra, y del poder...). En algunos países representa entre el 2 y el 14% del PIB. Entre 12.000 o 18.000 millones de Euros en nuestro país, se estima. ¿Quién se encuentra tras estos mensajes ? ¿A quién beneficiará la venta de cuerpos de mujeres ? ANELA quiere ser la voz de las mujeres prostituidas y en los debates de la televisión siempre aparecen prostitutas que quieren continuar siéndolo.
Y me encanta la Lienas cuando lleva la discusión a la raíz del problema : ¿por qué no luchamos por las cajeras del Día que cobran 500euros al mes ? ¿Por qué la elección debe estar entre ser puta o limpiar suelos a 4euros la hora ? ¿Por qué no hacemos nada por las mujeres trabajadoras en la precariedad, en los límites.... ? ¿Qué sucede con las mileuristas, las que están al frente de familias monomarentales ?
Gemma Lienas señala los argumentos de las que quieren reglamentar que :
Mantienen el patriarcado. Son neoliberales : hablan de mercado, de oferta y demanda. Brotan del cinismo o de la ingenuidad : ‘es un trabajo como cualquier otro’. Esgrimen el argumento de la libertad personal, que se puede entender pero no se tiene por qué compartir. Presentan la dificultad de perseguir a las mafias. (Y ¿qué ha ocurrido con las mafias que asaltaban los chalets de Catalunya las últimas semanas ?) Otorgan fuerza a la mercantilización de los servicios personales.¿Dónde queda el hacer que estos servicios sean comunales ? ¿Por qué deben estar tan mal pagados, por qué son típicamente femeninos ? Es imprescindible imponer la libertad sexual y que no haya una cuota de mujeres que son para todos. A las abolicionistas se las tachas en muchas ocasiones de ser decimonónicas y Lienas comenta que sí, que beben de la tradición del respeto y la defensa de los derechos humanos. Las abolicionistas no castigan a las prostitutas sino que lo hacen los usuarios, y además, educan.
En el debate se expone la situación de degradación de la salud que sufren las mujeres en situación de prostitución : las continuas enfermedades venéreas se combinan con el cáncer de cérvex que muchas padecen.
La prostitución es ‘la utilización de las mujeres como wáteres’, dice una participante. La salud mental de estas mujeres queda seriamente dañada.
Algunas voces en la sala de las Llars Mundet se alzan a favor de la prostitución ; abogan por más efectividad de los cuerpos policiales del Estado. Hasta que una ‘nani’ del Rivière toma la palabra : ‘Tres meses estuve ayudando a las prostitutas del Riviere’, comentó. ‘Aquello no tenía nada que ver con el sexo, sino con poder y violencia ejercido contra las mujeres. Los hombres se excitaban con la búsqueda de las mujeres. Se ha de educar el deseo del hombre’. Aplausos en el debate
Los compañeros de la facultad se organizan para ‘ir de putas’, comenta con estupor una estudiante universitaria. Y la gran mayoría de las asistentes al debate son conscientes de la necesidad de trabajar desde el feminismo contra la explotación ; de modificar los esquemas actuales de poder, de sexualidad y de la violencia imperante. Maricel pone el punto y final a la charla : ¿Os imagináis las carreteras llenas de hombres en venta ?
Sonia Ruiz, Barcelona, 4 de junio de 2006
Fuente: Las Penélopes/Ciudad de Mujeres
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