La ministra de Igualdad, Bibiana Aído, ha presidido el especial acto de homenaje que el Consorcio del Bicentenario de 1812 ha rendido a las mujeres parlamentarias de la legislatura constituyente que reunió a diez de las veintisiete mujeres que, por el Congreso o por el Senado, formaron parte de la legislatura 1977-1979.
Entre los discursos de Micaela Navarro, Carmen Alborch, Teresa Cunillera, Francisco Caamaño, y de la propia ministra Aído, se oyeron frases como “erais pocas pero rompisteis barreras”, “fueron guerrilleras”, “la lucha continúa” o “no competimos con los hombres, simplemente ejercemos nuestro derecho”. Gracias al trabajo de estas mujeres, se despenalizó por ejemplo los anticonceptivos, el amancebamiento y el adulterio… quedaba -y queda- mucho por hacer.
La ministra de Igualdad, la gaditana Bibiana Aído, presidió el miércoles el especial acto de homenaje que el Consorcio para la conmemoración del Bicentenario de la Constitución de 1812 ha rendido a las mujeres parlamentarias de la legislatura constituyente. Una iniciativa enmarcada en las actividades organizadas por el Consorcio en el año que ha dedicado a la celebración del XXX Aniversario de la Constitución de 1978.
Concretamente fue el Oratorio de San Felipe Neri de Cádiz, donde nació otra Constitución, la casi mítica de 1812, el lugar elegido para reunir a diez de las veintisiete mujeres que, por el Congreso o por el Senado, formaron parte de la legislatura 1977-1979. Concretamente: Juana Arce Molina (por el Grupo Parlamentario UCD), María Dolors Calvet (comunista), María Belén Landáburu González (por designación real), Mercedes Moll De Miguel (UCD), Elena María Moreno (UCD), María Dolores Pelayo Duque (UCD), María Teresa Revilla (UCD, la única mujer en la Comisión Constitucional), Ana María Ruiz-Tagle Morales (PSOE), Esther Beatriz Tellado Alfonso (UCD), y Nona Inés Vilariño (UCD).
En nombre de todas ellas, María Dolors Calvet reconoció que aquellos “no fueron momentos fáciles”, por un doble motivo: “ser mujer siempre es difícil y entonces más aún”, ya que ellas soportaban una “doble lucha”, la de cualquier político en tiempos de la transición, y la de ser además féminas.
En cualquier caso, la que fuera entonces diputada comunista, señaló que “no se era totalmente consciente de la importancia de su presencia (de estas 27 mujeres) esos años en el Congreso”, algo en lo que han caído gracias a los historiadores. Apuntó que en esos tiempos “la defensa de los derechos de la mujer fue un tema rupturista, insólito”, y que “teníamos fe, esperanza, en el futuro de España, nos creíamos lo que estábamos haciendo”. Así, haciendo balance, Dolors Calvet concluyó que “estamos satisfechas de lo que hicimos”. Y remarcó que “hicimos lo que debíamos hacer, y dudamos que nos merezcamos este homenaje, pero si nos lo queréis hacer…”.
Antes de concluir su intervención, la ex diputada catalana –que contó que durante el franquismo se le conocía en la clandestinidad como la Pepa, y sin haberse leído la Constitución gaditana- mandó un mensaje a la alcaldesa de Cádiz, Teófila Martínez, y a los gaditanos: “tenéis un tesoro, una ciudad preciosa; el Bicentenario es una oportunidad para la ciudad, pero que no os cambien el espíritu”.
Por su parte, la única mujer en la Comisión Constitucional, María Teresa Revilla, presente en el homenaje, habló brevemente sobre la unanimidad que hubo para dar luz verde al artículo 14 de la vigente Constitución: ‘Los españoles son iguales ante la Ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social’.
“ERAIS POCAS PERO ROMPISTEIS BARRERAS”
El acto organizado por el Consorcio del Bicentenario, que llenó prácticamente el Oratorio de invitados, comenzó poco después de las 12.30 horas con la proyección de un documental sobre las primeras parlamentarias, realizado por la productora gaditana Olivavá –formada por mujeres, faltaría más-.
A continuación, se sucedieron las intervenciones de Micaela Navarro, consejera para la Igualdad de la Junta de Andalucía; Carmen Alborch, en representación de la mesa del Senado; Teresa Cunillera, en representación de la mesa del Congreso de los Diputados; y Francisco Caamaño, secretario de estado de Asuntos Constitucionales y Parlamentarios, que intervino en nombre de la vicepresidenta del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, ausente. Y fueron las palabras de la ministra Aído, las que cerraron este acto.
La joven gaditana, que no tenía ni dos años cuando se votó la Constitución española de 1978 –que ni ella ni otros muchos hemos refrendado-, comenzó su discurso dirigiéndose directamente a las diez ex parlamentarias reconocidas, y remarcando que este homenaje “os lo debíamos, no tengáis ninguna duda. Erais pocas pero rompisteis barreras. Vuestras aportaciones supusieron un revulsivo para la recuperación democrática de este país”.
Incidió Bibiana Aído en que el artículo 14 es la “piedra angular” de la Carta Magna, artículo por el que la mujer española “adquiere por fin plenitud de derechos”. Pero para la titular del discutible Ministerio de Igualdad, “no es suficiente la igualdad establecida en la Constitución”, una igualdad que “es cuestión de todos”. Y en tono más partidista, hizo mención a cómo se ha avanzado en el camino de la “igualdad real” en la pasada legislatura, gracias al “compromiso de Zapatero”. Para Aído, muchos países europeos miran hacia España debido al gran avance que ha dado el país en políticas de igualdad, y en este sentido, avanzó que se aprovechará la Presidencia de turno de la Unión Europea en 2010 para impulsar políticas de Igualdad de Género en Europa. Eso sí, no quiso ser excesivamente triunfalista: “aún queda mucho por hacer. Pero es verdad que cada vez contamos con más herramientas para ascender a la cima”.
“FUERON GUERRILLERAS”
En las intervenciones precedentes, la consejera de Igualdad de la Junta de Andalucía, Micaela Navarro, subrayó la “revolución social” que se ha vivido en estos 30 años transcurridos desde la aprobación del texto constitucional de 1978. Y cómo se ha pasado de 27 mujeres entre las dos Cámaras del Congreso de los diputados en la legislatura constituyente de 1977-1970, a que por ejemplo, actualmente en la Cámara Andaluza suponen más del 40% de los parlamentarios. Para Navarro, hubo que pasar entonces de “una sociedad patriarcal a una sociedad donde la mujer tuviera autonomía”.
Por su parte, para la senadora Carmen Alborch, la mujer en política “no sólo beneficia a las mujeres, beneficia a toda la sociedad”, y es que su presencia en todos los ámbitos “no sólo es justo, es necesario”, dijo quien además reflexionó ambiguamente sobre el “derecho a ser feliz”.
Teresa Cunillera, en representación de la mesa del Congreso de los Diputados, recordó que estas primeras mujeres en el Congreso –“fueron guerrilleras”- eran vistas como “un elemento exótico”, que además tuvieron un doble papel, “llegar y sentar las bases para que las mujeres se quedaran”. Cunillera, que aboga por que todavía debe incrementarse su presencia como representantes políticas –“la lucha continúa”-, no obvió que “no competimos con los hombres, simplemente ejercemos nuestro derecho”.
Finalmente, Francisco Caamaño, secretario de estado de Asuntos Constitucionales y Parlamentarios, la única voz masculina del homenaje –aunque hablando en representación de De la Vega-, dictó el discurso más elaborado, remontándose al origen en la historia moderna de la separación de lo público y lo privado –“que fue casi como el descubrimiento del fuego”-, que se dio en Francia e Inglaterra, y que supuso “la mayor injusticia de la humanidad: se habla de libertad e igualdad, pero se excluye del espacio público a la mitad de la población, a las mujeres” a las que sólo se permite su presencia en lo privado, “como algo natural”. En esos momentos se abandona la condición de súbdito y nacen los ciudadanos, pero este concepto no incluye ni a menores, ni a esclavos “ni a las mujeres”.
Así, según reveló Caamaño, “la sociedad se construyó sobre una enorme mentira” y no se ha reaccionado “hasta prácticamente después de la Segunda Guerra Mundial”. Y en el caso concreto de la Constitución de Cádiz de 1812, “también estaba la idea de no permitir el acceso a lo público de la mujer”. De este modo, en España no sería hasta 1931, en un principio, y por culpa del golpe de estado franquista, hasta 1977, cuando la mujer tenga hueco en el debate político.
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