La huelga de las mujeres convocada a nivel internacional este 2018 ha sido un gran éxito por los apoyos cuantitativamente importantes de la sociedad y por su implicación transversal. Las feministas debemos analizar las causas del éxito y ser capaces de transformar la movilización en una nueva agenda política por la igualdad, que consiga avances para las mujeres.
¿Cómo hemos pasado de manifestaciones minoritarias a una de las mayores manifestaciones en torno a un tema social? ¿Por qué en España ha tenido tanto éxito?
Algunos de los elementos que considero más relevantes para calificar de exitosa esta convocatoria son: movilización internacional de mujeres de todo el mundo coordinando una agenda común; papel clave del movimiento de mujeres estadounidenses y de las sindicalistas; en España, la participación masiva en las manifestaciones del día 8 de marzo; la participación activa de los y las jóvenes en las manifestaciones; implicación de ámbitos con gran influencia social, como son las mujeres del mundo del cine y del periodismo; y la convocatoria de los sindicatos del paro de unas horas, que aunque generó ciertas contradicciones respecto a una teórica "huelga de las mujeres", impactó en cada empresa, y cada persona tuvo que plantearse si adherirse o no.
Esta gran movilización no surge de la nada sino de una serie de acciones desde el inicio de este siglo: la redes contra la violencia de género que la llevó a la agenda política y ha hecho que tenga más visibilidad que en otros países; las mujeres jóvenes que el 15M proclamaron "la revolución será feminista o no será", o el tren de la libertad en contra del intento de recortar el aborto en el 2014, que fue la mayor movilización transversal del feminismo en nuestra democracia.
La fuerza de las mujeres estadounidenses ha tenido una importancia estratégica. Ellas están liderando la oposición a Trump, y el contagio al mundo del cine, ha hecho que artistas de referencia lleguen con el discurso feminista a sectores de la población que de otra forma no hubiera calado.
Las mujeres estamos conectadas, y no solo las teóricas explican que la discriminación de la mujeres es común a todas la culturas y países, sino que cualquier mujer puede seguir, a través de sus redes, ejemplos concretos de discriminación de las mujeres en cualquier parte del mundo. Así vemos en directo cómo la discriminación de género es cuestión presente en todos los ámbitos y territorios, no una circunstancia concreta de un país, de una cultura o un ámbito, haciendo que nos indignemos más.
En España, las feministas podemos transformar el éxito de esta gran movilización en resultados concretos para las mujeres. Tenemos una gran oportunidad para aprovechar el momento de adhesión social para comprometer a los poderes políticos y económicos con acciones concretas. Recordemos que quienes están en las antípodas de la igualdad han acabado adhiriéndose a este 8 de marzo. Mariano Rajoy, tres semanas después de decir "el tema de la brecha salarial no se toca" y de que su Gobierno se opusiera a la huelga, acabó colocándose un lazo lila ese día. Albert Rivera, con uno de los programas políticos más retrógrados para las mujeres, se atrevió a ofrecerse como líder transversal del feminismo. Por supuesto que necesitamos hombres cómplices para dar otros pasos adelante, pero eso significa dar un paso al lado para escuchar, asumir y pactar, y no ocupando los espacios de las mujeres sino cediendo algunos de los que ocupan en exclusiva.
En estos momentos, tras haber conseguido leyes de referencia y el derecho a la paridad en el ámbito político, la agenda de los derechos de las mujeres pasa por la igualdad en el ámbito económico. Los principales retos en este ámbito deben ser: la paridad en los puestos de decisión de las empresas, acabar con brecha salarial, estar presentes en todos los sectores -como en el digital-. Tres objetivos cuantificables, que permiten establecer objetivos medibles.
"Porque solamente la libertad, cuando se acerca, hace visible la esclavitud". Esta frase de María Zambrano es una de mis citas de cabecera. Actualmente las mujeres somos lo suficientemente libres para visualizar la injusticia que vivimos y disponer de mejores herramientas. Las mujeres debemos ser conscientes que el éxito en las recientes convocatorias son fruto del trabajo previo de las feministas. Actualmente disponemos de mejor situación y más apoyos para impulsar una nueva agenda más ambiciosa y la vez compartida con gran parte de la sociedad.
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