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Movimientos de mujeres. Por un mundo global

Por Marta Iglesias

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Las mujeres siguen siendo las primeras víctimas de la violencia en todo el planeta, y las últimas de la cola en lo que a derechos se refiere. Como contraposición, miles de mujeres se están agrupando para cambiar su entorno con las únicas armas que les otorga su naturaleza femenina.


Las mujeres, y más concretamente las características femeninas, están actualmente en boca de todos. Múltiples entrevistas contienen reflexiones sobre ello y se acaban de publicar varios libros que aluden a la condición de la mujer: desde la diferente configuración del cerebro femenino, a las injustas situaciones que viven en el planeta.

Por ejemplo la periodista y escritora francesa Christine Ockrent, indica en el prólogo de ’El libro negro de la condición de la mujer’ que "Las mujeres son su propia esperanza. Sólo pueden contar consigo mismas para cambiar la sociedad. Cada vez que hacemos progresar los derechos de todas nosotras la humanidad entera da un paso hacia un mundo más justo". Sobre esta frase, la primera palabra que viene a la mente es responsabilidad. Las mujeres tienen una misión, una labor. Para todas ellas y toda la sociedad. Y esa responsabilidad sólo puede ejercerse bajo las características intrínsecas a la condición femenina. En ellas se encuentran la fuerza, el valor, la visión global, la imaginación, el amor. Quizá la última es la más reconocida y evidente porque las mujeres han realizado siempre trabajos imprescindibles para la vida, como parir, alimentar, cuidar... Capacidades que reconocía recientemente el artista Miguel Bosé en una entrevista, en la que apuntaba además que con todas las mujeres que estaban llegando al poder - Bachelet, Merkel, Pelosi...- algo estaba a punto de suceder. Puede que efectivamente algo vaya a pasar en las esferas de poder, pero es evidente que algo ocurre ya en todo el planeta. Un movimiento silencioso, femenino y muy fuerte. Un movimiento que se inicia en la calle y probablemente tendrá repercusión en las urnas, pero que se construye desde la ciudadanía femenina.

"Cada vez que hacemos progresar los derechos de todas nosotras la humanidad entera da un paso hacia un mundo más justo"

Hablábamos de las diferentes características femeninas, que hasta el momento no están contempladas en la sociedad. Para ponerlas en funcionamiento las mujeres están utilizando armas distintas a las de los hombres. Para la periodista Montse Boix, coordinadora de la Web Mujeres en Red, la gran característica femenina es que "las mujeres responden, se han rebelado contra las prácticas sociales que las discriminan. Y además reivindican una mirada plural y más democrática, no la mirada única que propugnan el patriarcado y las religiones".

Tras la rebelión, ¿alguien conoce alguna mujer luchadora que no pertenezca o haya generado un grupo? Mientras el capitalismo imperante separa y promueve el individualismo y la competencia, lo femenino busca unirse, formar grupos, trabajar en cooperación. Bajo estas bases trabaja la Red Internacional de Mujeres de Negro contra la Guerra desde 1988, cuando palestinas e israelíes se unieron para buscar un fin pacífico al conflicto de Oriente Próximo. Hartas de ser víctimas y de ver cómo morían los suyos, se convirtieron en activistas, mostrando con su actitud nuevas salidas a la confrontación. Años más tarde se unieron las mujeres de la ex Yugoslavia para oponerse a la limpieza étnica, el régimen nacionalista-militarista de Serbia y toda discriminación. El movimiento se extiende y hay grupos asociados a él en varios países, como sucede con Dones x Dones en España.

En todos los lugares del planeta, hay cambios basados en nuevos valores. Si pensamos en la imaginación femenina al servicio de una causa, tenemos a SEWA, una organización india fundada en 1952 para devolver la dignidad a las mujeres. Este microbanco para mujeres defiende que haciéndolas responsables, libres e independientes, las mujeres se liberan, pueden construir nuevos caminos y ayudar a otras hermanas que están en la situación de la que ellas acaban de salir. El microbanco les da dinero para liberarse de deudas por las que trabajan esclavizadas durante años, y para que monten su negocio. Una donación de cien dólares puede liberar a más de ciento cincuenta mujeres y a sus familias de un trabajo esclavo, porque allí el precio del dinero es alto. Cuando esas mujeres pasan a ganar dinero, dan donaciones a SEWA para que ayuden a otras compañeras en la misma situación. Se trata de aprovechar la globalización, en el buen sentido. De ser explotados pasan a generar ganancias, un círculo cada vez más amplio.

Y si hay una característica femenina por excelencia, es la visión global sobre los problemas. La bióloga y viceministra de Medio Ambiente en Kenia Wangari Maathai logró en 2004 el Premio Nobel de la Paz por su Movimiento Cinturón Verde. Aunque muchas guerras se libran por recursos naturales, más que una lucha por la paz, su creación es visionaria, sencilla y fruto de una mente global. Nace en 1977, a raíz de que Maathai conoce las frustraciones de las mujeres keniatas, que se reducían a inseguridad alimentaria y malnutrición, falta de leña, de agua y de ingresos. Lo que todos veían como algo separado, inconexo, ella lo unió: la esperanza era plantar en los terrenos privados de los ciudadanos los árboles que se habían perdido. Con ellos se conseguiría la leña necesaria, atraerían la lluvia que regaría los campos y por tanto la comida que faltaba y el agua escasa. Al ponerlo en marcha, los árboles además renovaron el suelo erosionado, trajeron dinero a las mujeres, devolvieron a su pueblo la conciencia ambiental y la ilusión a todo el mundo. En 2004 el Cinturón Verde daba trabajo digno a 50.000 mujeres pobres y se habían plantado veinte millones de árboles.

Pero cuando llega el conflicto y la violencia, las mujeres no sólo son víctimas, sino que sacan valor para alzar la voz y reconstruir su vida. Las mujeres sudamericanas son las reinas en el difícil terreno de denunciar a las dictaduras -el ejemplo de las Madres de la Plaza de Mayo ha recorrido el mundo-, a los narcotraficantes, a los paramilitares, a las iglesias, a sus gobernantes que las mantienen en la miseria o a una sociedad machista que las esclaviza. Muchas se agrupan bajo el paraguas de la Plataforma de Acción de las Mujeres, que apuesta por la lucha contra los fundamentalismos.

Mujeres en España

Si dirigimos la vista a nuestro país, destaca sin duda toda la actividad desatada por la Red Feminista de Organizaciones contra la Violencia de Género, cuyo trabajo se ha visto recompensado con la creación de Ley contra la Violencia de Género -que ha generado controversia en algunos sectores- y la reciente Ley de Igualdad. Montse Boix, que sigue día a día las luchas de mujeres en nuestro país afirma: "Valoro mucho el trabajo que están haciendo en los municipios las organizaciones. No tienen tanta repercusión a nivel de Estado, pero sin embargo están aportando su granito de arena. Personalmente me interesa el trabajo que se está haciendo en Andalucía en relación a los derechos de igualdad.

En España destaca la Red Feminista de Organizaciones contra la Violencia de Género, cuyo trabajo se ha visto recompensado con la reciente Ley de Igualdad. "Hay algunas organizaciones más vistosas, pero lo importante es que hay grupos de mujeres que están trabajando como hormiguitas para cambiar las cosas". En ese sentido Ca la Dona (Casa de la Mujer) de Barcelona es pionera en agrupar asociaciones de mujeres de todo tipo. No es simplemente un espacio físico sino simbólico, que pretende producir pensamiento femenino en todas las esferas, algo con mucha tradición en las mujeres catalanas. Como deducimos de su experiencia, la unión hace la fuerza, y ésta conlleva el poder, un concepto tradicionalmente considerado masculino, al que las mujeres están dando una nueva acepción. Según Montse Boix, "las mujeres tenemos mucho poder. Podemos decidir entre hacer lo que se nos dice o modificarlo, tenemos capacidad a nivel económico con la que decidir qué compramos o qué no, sabemos lo que queremos y lo que no en una relación... Estamos en un momento en el que estamos adquiriendo poder, y eso a veces tiene la dificultad de que algunos hombres lo consideren una amenaza. Con ello, a mí me gustaría que ellos reflexionaran sobre el hecho de que más poder para las mujeres significa también una sociedad más justa, de la que vamos disfrutar todos".

La condición de la mujer

Recientemente la editorial Aguilar publicaba "El libro negro de la condición de la mujer", cuya preparación ha sido dirigida por la periodista francesa Christine Ockrent y coordinada por la historiadora Sandrine Treiner. Durante dos años una red mundial de autores preocupados por mostrar con datos fiables la situación de la mujer estuvo en permanente contacto. Muchas de las declaraciones publicadas son un acto de valentía, porque varios colaboradores viven en lugares donde hablar del sufrimiento de las mujeres conlleva represalias. Pero no dudaron en facilitar sus escritos para que muchas personas pudiéramos leerlos. Sacar a la luz este libro ha sido un movimiento femenino de unión, ayuda mutua y esfuerzos compartidos. Pese al título oscuro del ejemplar, en sus páginas se combina la cruda realidad con los testimonios de vidas valientes que luchan todos los días por ayudar a sus compañeras, como las hermanas Asma Jahangir y Hina Jilani, abogadas que se juegan la vida para defender los derechos de las mujeres paquistaníes. Mujeres que han sabido sobreponerse al dolor para construir un mundo mejor, como Esther Mujawayo que sobrevivió al genocidio tutsi de Ruanda en 1994 y ha fundado la Asociación Viudas del Genocidio de Abril para dar voz a sus compatriotas. "Yo pasé de estar condenada a vivir para elegir seguir viviendo", es su declaración de intenciones. O como Esther Chávez, que ha abierto cuatro casas de acogida en México para ayudar a mujeres maltratadas, y se lamenta de no poder ayudar a más por falta de recursos. Un libro de dolor y de esperanza. Una invitación a romper el silencio. Una puerta al futuro y la confirmación de que ninguna está sola. En otro lugar del planeta, una mano hermana comparte la lucha de la mujer que cree que otro mundo es posible.


http://www.revistafusion.com/2007/abril/report163.htm


2007-04


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